Es una tendencia decorativa que une armonía, serenidad, tranquilidad y mimo en un espacio, con el fin de convertirlo en el lugar perfecto para querer estar después de una larga jornada de trabajo.
Las características de Slow Design:
- Da paso a la naturaleza en tu hogar: Los principios del movimiento slow proponen un retorno a la naturaleza, lo que en el ámbito del interiorismo se traduce en el uso de materiales sostenibles y respetuosos con el medio ambiente que, a su vez, permiten dotar las viviendas de un aspecto fresco, cómodo y saludable.
- Recurre a la iluminación localizada: No todas las estancias necesitan la misma cantidad y tipo de luz, siendo la cocina y el baño las que requieren una iluminación más intensa. Para el resto de espacios, opta por combinar una iluminación general en los techos con puntos de luz localizada que te permitan realizar actividades específicas dirigiendo la luz allí donde sea necesario. Es interesante que priorices el uso de este segundo tipo de luminarias, ya que te permitirán crear un ambiente más confortable y sereno.
- Opta por pintar con colores relajante: El uso de tonos y colores neutros como el blanco, los tonos tierra o grises son perfectos para crear un ambiente más natural en tu casa. El color blanco da luminosidad a las estancias, además de no recargar el ambiente y dar sensación de amplitud.
- Crea espacios diáfanos, multifuncionales, bien comunicados y en orden: El movimiento Slow Design apuesta por los espacios abiertos, en los que la interactividad con los demás sea mucho más sencilla. La eliminación de tabiques y la unión de estancias es un pilar fundamental en este tipo de decoración. Zonas como la cocina, el comedor y el salón pueden forman un único espacio para eliminar barreras arquitectónicas.